El estilo minimalista se caracteriza por el uso de pocos elementos, pero cuidadosamente seleccionados, que en conjunto crean un espacio abierto, libre y con un aire muy sofisticado. Un estilo especialmente indicado para los amantes de las líneas rectas, los espacios abiertos y la luz, en todas sus aplicaciones. Si éste es tu estilo, hoy tendrás las claves para saber cómo decorar un comedor minimalista.
En el estilo minimalista, menos es más. Fuera de la congregación de elementos propia de otros estilos, como el victoriano -del que hablamos en este post anterior-, en este estilo de decoración prima la riqueza de las formas sobre la de los objetos. Por ello, para concebir un espacio minimalista lo esencial es prestar especial atención a la hora de elegir los aspectos básicos y funcionales que deben estar en la habitación. En un living comedor minimalista, cada elemento ha de tener una razón de ser, en base a su uso práctico, no al componente decorativo. Así, en un comedor minimalista normalmente solo encontraremos un buen sofá, una mesa auxiliar y a lo sumo algún mueble de comedor sencillo, o una estantería.
La esencia de los pequeños detalles. Esta composición estrictamente funcional se completa con algún complemento básico, del tipo cojines, en contraste con el color que domine en la estancia, junto con algún jarrón, de grandes dimensiones, y una alfombra, como elemento que divida visualmente el espacio, y aporte sensación de calidez a la estancia.
Pasión por la luz y el espacio. Si algo caracteriza al estilo minimalista es la recreación de espacios diáfanos, la pureza de las líneas y el cuidado de la geometría. Atributos que están presentes desde la elección del color de las paredes, hasta en la distribución simétrica de los elementos, o en la elección de los muebles y complementos. Así, tanto el sofá como el resto de mobiliario se caracterizan por tener líneas rectas, con el pleno domino de la horizontalidad, que contribuye visualmente a la amplitud del espacio. De otra parte nos sorprende el derroche de luz que impera en este estilo decorativo. Se trata de un elemento que inunda el espacio, llenándolo de vida y de esa sensación de paz y bienestar que caracteriza al minimalismo. Asimismo, en este estilo encontramos grandes ejemplos de cómo la luz artificial puede contribuir a ampliar visualmente el espacio. Así los juegos de iluminación ayudan a realzar áreas de la habitación, y a multiplicar visualmente las dimensiones de la estancia.
La vida en monocromo. En aras de aprovechar la luz y mejorar la sensación de luminosidad, el estilo minimalista utiliza preferiblemente colores neutros, del tipo blanco, o algún tono de cris claro. Se trata de combinaciones en monótono, o a lo sumo duotono, con el fin de no romper el conjunto, creando una sensación de inmensidad global. Para dar calidez a esta estética, que en ocasiones podría resultar fría, se suele buscar un tono que contraste radicalmente, y a la vez confiera ese aspecto de calidez, como es el caso del dorado.
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